Ni temeré a las fieras de Miguel Salas Díaz

Hay libros que sin saber por qué te gustan incluso antes de haberlos leído. Desde que su autor, Miguel Salas, me dijo que su novela llevaba por título Ni temeré las fieras supe que se quedaría en mi librero y así ha sido.

Roberto llega a Nápoles huyendo de una relación sin futuro y tras un amor nuevo. Cuando tan solo lleva unos días en la ciudad está le mostrará su cara más feroz. Perderá amigos de la manera más cruel y el amor le plantará cara.
Su amistad con Michelle Bellini, un anciano fascista traumatizado por la guerra, lo marcará tanto que hará cosas de la que no sería capaz.

La novela coge prestado el título de una poesía de San Juan de la Cruz que le va muy bien al tema principal que trata el libro y que te deja con ganas de leer más:

Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré a las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.

 Roberto, el narrador, espera una vida apacible junto a Madda y un puesto en la universidad en la que va a trabajar como lector de español y se encuentra con la peor cara del ser humano. Es un personaje que crece cada capítulo, se nutre de las buenas experiencias , pero también de aquellas que lo hacen flaquear, que lo destrozan, se sobrepone y continúa luchando.

Me gusta encontrar historias donde se mezclan el amor, la amistad y la maldad humana y que convivan en las páginas de un libro como lo hacen en la vida real, como dos cara de una misma moneda. Miguel Salas lo consigue en Ni temeré las fieras con una forma de narrar sencilla, como si conversara con un amigo.

Dice su sinopsis que es una novela de aprendizaje, aunque no lo parece. Es una historia que te mantiene en vilo, con un final bien cerrado y que hace un guiño genial a mi tierra. No le puedo pedir más.

Muchas gracias a Salto de Página y a Miguel por la oportunidad y la paciencia.

Os deseo grandes lecturas,
 
Laura.

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Entrevista a Adam Blumenthal, editor de Sigilo España.

«La Malnacida» de Beatrice Salvioni

Las resacas literarias.