Entrevista a Jorge Pozo Soriano

Jorge apareció de sopetón una mañana de enero. Una mañana que estaba siendo bastante fea y aunque no la arregló la mejoró bastante. Hoy, meses después, he leído los dos libros que tiene publicado y Jorge se ha convertido en un amigo. Os dejo con él.

En primer lugar, muchísimas gracias, Laura, por hacerme mi primera entrevista como escritor (ya fuiste la primera en hacer una reseña de un libro mío), ¡para mí es todo un honor! Espero estar a la altura.

A vosotros, los que la leáis, también os doy las gracias. Por vuestro tiempo y vuestro interés.


- ¿Cómo nació Tamarán?

Tamarán nace de un sueño que tuve cuando vivía en Florencia. En ese sueño, un niño descendía por una ladera, rodeado de árboles y plantas, hasta que descubría un lago sobre el que caía una cascada. Tan simple como eso. De ahí, no me preguntes por qué, comencé a escribir sin ninguna intención de que fuera a derivar en una novela juvenil de fantasía (por entonces aún pensaba que sería escritor de novelas para adultos). El resultado es un libro de casi quinientas páginas escrito entre Florencia, Londres y Madrid.

- ¿Qué hay de ti en Gabriel, el personaje principal?

Sin que lo esperara, ser huérfano de madre, aunque yo no lo era cuando lo escribí. Supongo que hay algo mío en más de un personaje. En Gabriel podría ser ese gusto por la literatura fantástica o la fortaleza emocional. Sin embargo, creo que hay otro personaje que lleva más de mí que Gabriel. Al fin y al cabo, soy sagitario.

- ¿Qué significa para ti Tamarán?

Ufff, aún creo que no soy consciente del todo. Esta historia supuso que, por primera vez, tuviera en mente que iba a escribir algo con la intención de publicarlo. Hasta ese momento había escrito algún relato, poesías… pero más para mí que para querer sacarlo al mercado editorial. Con Tamarán sí lo pensé y, después de ocho años (y con otro libro publicado con anterioridad), puedo decir con mucha felicidad que lo he logrado.

- Cuéntanos, ¿tienes alguna manía al escribir?

Me imagino que muchas, pero aún no he caído demasiado en la cuenta. Lo que sí necesito, supongo que como todo escritor, es estar tranquilo, encerrarme en mis ideas y olvidarme del resto para poder concentrarme. He escrito en casas, en cafeterías, en bibliotecasSi veo que hay distracciones: cascos, música y a darle al teclado (Ludovico Einaudi, Enya y Dido han sido muy importantes en todo lo que llevo escrito).

- Crear un mundo fantástico como lo es Tamarán tiene sus riesgos, ¿cómo lo creaste?

s que riesgos lo que lleva es mucho (mucho) trabajo. “Tamarán” es el nombre que le dieron los guanches a la isla de Gran Canaria, y significa tierra de valientes, por lo que tuve que ser un valiente más para crear esa tierra. Cuando vi que la propia historia me pedía fantasía se abrieron ante mí unas posibilidades inmensas para darle rienda suelta a la imaginación. Supongo que inventarse un mundo nuevo es un arma de doble filo: por una parte, empezar de cero y crearlo todo de nuevas es, como digo, un trabajo costoso; por la otra, te permite ser libre, no tener que describir lo que ya existe, sino que esa, tu descripción, es la que dice cómo es ese lugar que te estás sacando de la manga. También ha habido personas que me han echado un cable para que ese mundo siguiera ciertas normas y fuera creíble. Manuel Francisco Reina (un escritor que os recomiendo a todos) al principio; y Ana González Duque (también recomendada, al igual que su presencia en redes) en la recta final me dieron muy buenos consejos por los que tanto Tamarán como yo les estamos muy agradecidos.

- Para leer, ¿clásicos o contemporáneos?

Por suerte he leído mucho y prácticamente de todo a lo largo de mi vida. Lo clásico está ahí por algo y siempre se puede aprender de su lectura, pero lo contemporáneo, si sabemos elegir bien, también puede aportarnos muchos beneficios. Ahora que estoy más metido en la literatura infantil y juvenil (sobre todo, fantasía) he dejado un poco de lado otro tipo de libros y sí intento estar un poco a la última en cuanto a novedades, aunque siempre tengo clásicos a mano a los que poder recurrir en caso de necesidad extrema.

- ¿Existe la inspiración?

Claro que existe, pero la falta de inspiración se suple con trabajo, con constancia. Picasso dijo eso dela inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando. Si nos dejamos llevar por esos momentos en los que no estamos inspirados, gran parte del trabajo lo tiraremos por la borda. Es cierto que, por múltiples motivos, no siempre se es igual de productivo o que lo que escribimos no nos convence de la misma manera, pero soy de la opinión de que, al escribir, es mejor crear contenido en lugar de no hacer nada. El día que se esté s inspirado, siempre se puede volver atrás y revisar, corregir, cambiar, ampliar o borrarlo todo, pero el simple hecho de ser constantes y seguir escribiendo es ya muy positivo.

- ¿Planificas o te dejas llevar por las musas?

Creo que tendría que planificar más, bueno, que tendría que planificar, pero, hasta ahora, todo lo que he escrito me ha salido de forma natural. Hacerlo de esta forma me ha supuesto unos procesos de revisión muy, muy duros, pero es como me salió hacerlo. Ahora soy algo más organizado con estas cosas y voy apuntando notas de ideas que tengo sobre historias, personajes, lugares, situaciones e, incluso, diálogos o frases que se me ocurren para nuevos proyectos, aunque, a la hora de sentarme y escribir, me dejo llevar por esas musas, sí.

- ¿Qué libro te llevarías a una isla desierta?

¿Solo uno? Hago trampas y elijo dos: “Momo”, de Michael Ende, y La señora Dalloway, de Virginia Woolf. Te pondría muchos, muchos más, pero ya me he saltado un poco la norma.

- Si tuvieras que elegir, ¿seguir leyendo o seguir escribiendo?

¡Qué pregunta más complicada! Si me guiara por la vida que he llevado hasta ahora te diría que leer, ya que la lectura me ha aportado muchísima felicidad a lo largo de todos estos años, incluyendo el hecho de que hoy sea escritor. No obstante, ahora que ya he probado lo que es tener entre las manos un libro mío, saber que hay personas que los leen, que disfrutan con ellos, que se emocionanHablar con alguien que me ha leído y quiere compartir conmigo lo que ha sentido es una sensación tan maravillosa que, la verdad, no podría prescindir de ella. Por lo tanto, me quedo sin contestar la pregunta (o contestándola a medias).

- Por último, un consejo para aquellos que quieren escribir.

Siempre que alguien me ha hecho esta pregunta o que he hecho alguna charla sobre el fomento de la lectura y la escritura en centros educativos he dado la misma respuesta: leer, leer y leer; escribir, escribir y escribir. Luego ya irá todo lo demás (si se quiere entrar en el mercado editorial o pensar en una autopublicación), pero si no se lee y no se escribe, no llegaremos a ningún sitio. Parece una respuesta absurda, pero la constancia para un escritor es un porcentaje muy alto a la hora de terminar una historia. A todo se aprende con práctica, y lo de escribir, en ese sentido, no es diferente al resto.

¡Un abrazo fuerte para todos!
 
Tenéis la reseña que hice de El destino de Tamarán  en el blog y podéis leerla aquí.
 
Os deseo grandes lecturas,
 
Laura.
 

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